CAPITULO III
EL GATO MICHU
DE LA VIDA REAL
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Pero algo me decía que volvería con mi amado gato; como nunca soñaba con tomarlo en brazos y decirle lo tanto que le quería.
Después de viajar una media hora llegamos por fin al lugar del accidente,muchas cosas que habían quedado tiradas ya se las habían llevado, los buitres que habían bajado para dejar limpio el sector, "humanos depredadores".
Bueno con mi amigo Juan nos metimos al bosque y entre árboles y arbustos, encendí un cigarrillo y me entregué a la tarea de búsqueda, camine y camine por la floresta por mucho tiempo, éste era interminable, le llamaba con el pitito que hacía con mis labios al cual el respondía siempre, pero ahora no recibía
respuesta.
Después de un largo rato salimos al camino para buscar a gente del lugar y preguntarle por el gato. Cuando encontramos una casa acudimos a ella y le preguntamos a sus moradores si habían sabido de algún gato que merodeara por el lugar; nuestras esperanzas cobraron nuevos bríos al escuchar que había andado algún animalito en el bosque, así que volvimos a entrar en el llamando al michu con mas energía, después de un gran rato nada pasaba; a lo lejos ladraban perros, los que me echaban a andar la imaginación pensando que podía haber
sido atacado por ellos, y, volvían los recuerdos, y, me recordaba de muchas veces que me tocaron vivir angustias con el.

Como ese día que lo llevé al Valle de la Luna en el altiplano Chileno; el, se paraba en la ventana de la Van para observar todo a su alrededor, ya atardecía y la noche se presentaba con su obscuridad total, sin luna no se veía a un metro; cuando volvía ya por el camino me detuve en la berma, di la vuelta por detrás de la Van y me habré demorado un minuto, cuando cierro la puerta y me apresto a partir, por instinto miré hacia atrás por el espejo lateral ya que debía retomar el camino,y, me encuentro con la imagen del michu en el espejo; este, había salido de la Van cuando abrí la puerta, y no me había dado cuenta; casi lo pierdo en esa oportunidad; nunca habría encontrado aquel sector en el que todo es parejo e igual, la fisonomía del camino no cambia en decenas de kilómetros.

Siguiendo con la busqueda..regresamos al camino nuevamente para ver si algo aparecía, ya estábamos perdiendo la fe, pero insistí y le dije a mi amigo vamos por última vez a revisar el bosque. Y así entramos nuevamente al bosque y seguimos buscando durante largo rato, nos separamos para ampliar mas la búsqueda; en un momento pensé realmente lo que significaba regresar sin mi gato, todas las esperanzas y la fe que había dejado ver en mi no se cumplirían y esto era muy triste; entonces se me ocurrió al mirar mi mano con el cigarrillo encendido ofrecer algo a Dios para que el bosque me devolviera a mi querido michu, y...le dije a Dios : ¿ sabes Dios te ofrezco un sacrificio si me ayudas a encontrar a mi gato ? apagaré éste cigarrillo y no fumaré mas, dicho esto apagué mi cigarrillo y lo boté. Al momento de hacer éste mi último intento de encontrar al michu sentí a lo lejos a mi amigo que me llamaba pues había escuchado algo que provenía del fondo de una quebrada.
Rápidamente me trasladé hasta donde se encontraba mi amigo Juan y vi que en el fondo de la quebrada había mucha vegetación y desde su espesura comenzó a salir un tenue sonido de miau... oh..que alegría mas ¡grandeeeeeee! no lo podía
creer y quería escuchar mas, y mas, así que lo comencé a llamar con
mi pitito y mandé a Juan a buscar un cordel para bajar a buscarle.
De pronto el michu apareció entre la espesura mirando hacia arriba donde yo estaba...fue una verdadera impresión el verlo, y hablaba y hablaba sin parar, que miauuu, que requete miauuuu, mientras subía en mi búsqueda, ahora el acudía a mis brazos... oh Señor que regalo mas grande me haz dado regalo que se ha
multiplicado, he encontrado a mi gato y he dejado de fumar.

En aquel momento mi alma se desbordaba de emoción, mis lágrimas eran contrarestadas por la inmenza alegría de mi espíritu; el michu estaba en mis brazos, me miraba y me hablaba descontroladamente lo que hacía subir mas mi adrenalina , ya, no trataba de entender lo que decía, si no que, le escuchaba hablar y eran verdaderas palabras de gato emocionado.