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El hombre, rey de la tierra ha vaciado las riquezas del planeta y de sus propios semejantes.
Hoy la tierra se remece, contrae y ataca en todas direcciones.
Con palabras, se trata de contra restar la manifestación de enojo de la tierra.

Grandes terremotos han asolado a Haiti y Chile, con una magnitud sin precedentes.
En Chile la fuerza destructora del mega sismo causó cientos de muertes y desaparecidos, mientras el mar hacía su entrada a las costas del sur y hasta alejadas Islas en el Pacífico generando un Tsunami que arrasó con poblados e individuos.

En Islandia el volcán Eyjafjallajökull situado en el glaciar, ha arrojado una nube de cenizas que puso en jaque a casi toda la aviación comercial de Europa, deteniendo el flujo turístico hacia todo el mundo.

Las fuerzas de la naturaleza son imparables, los recursos necesarios para crear más seguridad en el mundo han sido usados en la industria armamentista y de investigación espacial, dejando el mínimo para estudiar a nuestra naturaleza y entregar herramientas para prevenir y protegerse de los embates de esta.

Las grandes cantidades de vapor y ceniza que se arrojan a la atmósfera traen consecuencias directas en el clima mundial durante años.

Muchas veces nos preguntamos desde donde aparecen tantas lluvias que arrasan pueblos y poblaciones en cualquier lugar de la tierra. La respuesta es tan lógica y la sabemos, pero no hacemos nada por revertir estas anomalías. La destrucción de los bosques tropicales y el rasamiento para usos de cultivos no tradicionales va en desmedro de la capacidad de estos para servir de alimento al ser humano y animal.

Alfred Asís