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Le conocí muy temprano, fue una de esas veces que fue a ver a
su Madre, mi Abuela, la cual vivía con nosotros en Santiago. No
imaginé que después de pasar años y miles de kilómetros
recorridos, nos íbamos a juntar un día en Temuco a reír
y charlar sobre variados temas.
Tuvimos pocas oportunidades de sentarnos y entablar conversación,
pero sin duda nos dimos cuenta de la afición que encerraba el alma
de cada uno.
Al obsequiarme su libro, Y ASI NACIO LA FRONTERA
lo escribió de su puño y letra.
Como, ya imaginaba le daría uso a su libro, y, así fue un
material indispensable en la Historia de Chile que proyecté hacia
los alumnos de mi país en mis charlas culturales durante años.
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