REGALON
1-2-3-4-5-6-7-8-9-10-11-12
por supuesto el RUCIO fue mas allá, el ya entraba a la casa y se dejaba acariciar y mimar, era como si nos hubiera conocido de toda la vida; nos hizo acordarnos del gato que tuvimos por doce años que era igual a el pero en romano gris. Ahora éste entraba a la casa, y el gato que lo había traído de compañero se quedaba afuera en el jardín; claro que además solo estaba mientras coqueteaba con nosotros y le dábamos alimento, después salía al jardín, en donde se juntaba con su compañero OJITOS.
El RUCIO, se entregaba a nuestros brazos y se revolcaba en ellos apretándose en contra de nuestros cuerpos, dando rienda suelta a su ronroneo, y, entrecerrando sus ojitos parecía un verdadero osito de peluche.